CAPÍTULO 22: LA AVENTURA DE FOCALOR PARTE 1

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Focalor, junto con un grupo de arqueros, se encontraba de camino al gremio de cazadores. Como no les habían dado una ubicación exacta, tenían que valerse de sus sentidos y sus habilidades de rastreo para poder encontrar alguna señal que los llevara al lugar indicado. 

Siguiendo las pistas que habían encontrado, llegaron a una ciudad que parecía flotar sobre el agua, llamada Al de Baran. En esta ciudad, se encontraban muchos mercaderes interesados por las ciencias que se proponían estudiar en el gremio de los alquimistas. Solo podían lograrlo aquellos que tuvieran las aptitudes, el conocimiento y el dinero necesarios. 

Se detuvieron a comer en un restaurante, ya que habían obtenido buenas ganancias recolectando objetos que la gente buscaba y pudieron darse un pequeño festín con buena comida y bebida.

Focalor, había estado muy callado todo el camino, las palabras de Kazu le seguían retumbando en la cabeza una y otra vez. Terminaron de comer y les sugirió que tomaran el resto de la tarde para descansar -Sirve que nos distraemos en la ciudad un rato, procuren descansar bien porque saldremos mañana a primera hora- les dijo antes de que se separaran.


Intentó comunicarse con Blanca sin éxito, después intentó con Valrein con quien pudo hablar. Éste le dijo que había estado tratando de comunicarse con ambos pero que no había podido y después le contó que se había encontrado con un par de gemelos magos, que se habían unido al grupo y que estaba emocionado por presentarlos. Focalor sonrió mientras continuaba caminando por la ciudad. Platicaron un rato y se despidieron pues ambos tenían cosas que hacer. Se sintió reconfortado de volver a hablar con su amigo.

Mientras miraba a todos lados, se percató de una pequeña carreta que tenía una enorme fila de personas. Todos parecían querer hablar con la chica que se encontraba ahí -¿tú también vienes a ver a la grandiosa Mein?- le dijo un mercader al ver como se quedaba viendo a la gente que corría para formarse -No, no la conozco, disculpe- le respondió Focalor un poco confundido -Esa de ahí- le dijo señalando a la chica -es la grandiosa Mein, es la mejor alquimista del mundo, incluso ha sobrepasado ese nivel, le llaman la creadora número uno y la gente la busca porque dicen que sus pociones son más efectivas que el hechizo de curación de un sacerdote.

Con esta afirmación por parte del mercante, Focalor se decidió a formarse en la fila. Pero al llegar su turno, toda la mercancía se había agotado -Lo siento, se me ha acabado todo- dijo la chica al arquero -¿Es un chiste no? ¡Llevo toda la tarde haciendo fila y hasta ahorita se te ocurre decir que ya no tienes nada?- le replicó él, algo molesto -Bueno, no puedo hacer nada a menos que… me pagues algo extra- dijo Mein -podría crearte unas cuantas-.

-¿qué? ¿encima quieres cobrarme extra?-

-Si tanto te urge…además, deberías sentirte halagado que te haga una proposición como esta, no se la hago a cualquiera ¿qué dices? – dijo ella maliciosamente

Focalor terminó accediendo, ya que necesitaba las mejores pociones para poder terminar el camino que aún les quedaba por delante y ella lo llevó a su habitación en el INN en que se quedaba mientras estaba en la ciudad.

En la pequeña habitación había solamente una cama, y una enorme mesa de trabajo, donde había un pequeño laboratorio portátil. Aunque las ventanas estaban abiertas de par en par, lo invadieron instantáneamente, un cúmulo de olores fuertes, que él suponía, debían ser de las pociones que preparaba en ese lugar. Focalor se quedó admirado viendo todo los materiales que tenía en esa pequeña mesa. 

-Toma asiento- dijo Mein apuntando a la cama -Si, ahi en la cama ¿o es que vez alguna silla?- dijo un poco exasperada. Focalor tomó asiento despacio y se quedó quieto mirando como Mein trabajaba su “magia” con las pociones, medía y vertia de un frasco a otro con una rapidez impresionante -¿cuántas vas a querer joven arquero?- preguntó sin quitar la mirada de lo que hacía -¿Cuántas puedes hacer?- preguntó él sinceramente. Ella dejó un segundo de hacer lo que estaba haciendo y volteo a verlo de arriba a abajo -No puedes cargar mucho peso, dificultaria tu habilidad para esquivar ataques y tu velocidad de ataque, no llevas una carreta como los mercaderes- Focalor solo agachó la mirada, un tanto avergonzado. Después de un rato, ella le entregó un paquete con muchas pociones pequeñas -Te las hice ligeras para que puedas llevar mas, al consumir una sola, recuperarás toda tu vitalidad- el tomó el paquete emocionado,, pero en ese mismo momento quiso regresarlo, pues escrito en el, venia el precio, uno que era demasiado alto para que él pudiera pagarlo -No puedo pagarlas, lo siento, solo te hice perder el tiempo-

-Llevatelas- dijo ella  reconfortandolo -Pero ahora estás en deuda conmigo- su tono cambió a uno juguetón -toma esta lista, cada que nos veamos, me darás estos objetos si los llevas contigo- le dijo entregándole un pergamino pequeño. A Focalor no le quedaba más que aceptar.

Se marchó para encontrarse con sus amigos  y por el camino no podía dejar de pensar que  Mein parecía una buena persona pues cualquier otro le hubiera arrebatado las pociones en cuanto se diera cuenta que no podía pagar,aunque también era algo avariciosa. Y otra cosa que lo había impresionado era la excelencia, rapidez y precisión con la que la había visto trabajar -Bueno, no por nada es la creadora número uno- dijo en voz alta para sí mismo  mientras se encontraba con el resto de sus compañeros que llegaban poco a poco al punto de reunión.

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