Jaffar caminaba por el desierto, herido y ya casi sin fuerzas. Intentaba restaurar su salud con las pociones que tenía, pero tenían poco efecto pues eran de baja calidad. Las balas que le habían herido seguían dentro de el dañandolo y haciéndolo sangrar continuamente y él sabía bien que si no sanaba esas heridas, terminaría por morir. Afortunadamente para él, Morroc se encontraba, ya, a la vista. Orgulloso como era, se obligó a acelerar el paso y a tomar una postura intimidante, pero esto no hizo más que acelerar su caída, y justo cuando entraba a la ciudad, se desplomó inconsciente.
Cuando despertó, se encontraba en un lugar extraño, sus heridas estaban vendadas y alguien se encontraba a su lado sentada, observando desde detrás de un libro sobre sacerdotes -Tienes suerte que haya estado en el lugar correcto en el momento correcto, he sacado las balas, sané tus heridas y has estado durmiendo un par de días- le dijo la chica, era una acólita.
-¿qué pasó? Solo recuerdo que llegaba a la ciudad…- preguntó el, confundido.
-Si, llegaste a la ciudad, pero en cuanto pusiste un pie dentro te desmayaste- le dijo ella sonriendo- seguimos en Morroc así que te traje a descansar-
Jafar, como pudo, se levantó de la cama y tomó sus cosas para alistarse, aunque se sentía débil, tenía que salir de ese lugar. Cuando iba de salida, le entregó un anillo a la chica -Gracias por salvarme, no lo olvidaré- le decía mientras apretaba la mano de la chica -Normalmente soy alguien sin escrúpulos pero este favor que me has hecho no quedará sin pago y con este anillo podré comunicarme contigo o tu conmigo-
-¿Por que haces esto?- cuestionó ella
-Porque en este momento eres la única persona en quien confío- le dijo con media sonrisa en el rostro y después salió de la habitación, dejando a la chica sola.
Ya entre el bullicio de la ciudad, sacó un mapa que le había quitado a otro ladrón, para consultar una ubicación.
Hacía tiempo, había leido unas escrituras que los ladrones podían tomar dos caminos y él había decidido convertirse en un asesino, pero para poder ascender, era crucial que continuará con la misión que tenía en ese momento y esa era encontrar su templo.
Aunque no se sentía totalmente recuperado, consiguió las provisiones necesarias para un largo viaje por el desierto y comenzó la travesía, mientras pensaba en la venganza contra aquel que lo había dejado malherido.
FIN CAP 20
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20/10 y GOD