Encontré a Focalor y Blanca cerca del puerto en una banca, bebiendo algo. Al verme, ambos se levantaron
-¿Dónde diablos estabas? ¡Estuvimos esperándote todo el día ayer y desde muy temprano esta mañana! – comenzó a reclamar Focalor -Sí, me doy cuenta- les respondí con algo de sarcasmo y apuntando con la mirada a los tarros en su mesa -Bueno, es medio día, teníamos que comer algo- respondió Blanca. Les conté lo que había pasado con Jaffar, lo cerca que había estado de matarme y les mostré las heridas, al verla los dos se acercaron asustados, pues aún estaban demasiado frescas y se miraba el color violeta del veneno. Blanca usó sus hechizos de curación, pues el antídoto sólo había evitado que muriera -Es increíble que haya gente tan puerca y asquerosa queriendo solamente aprovecharse de los demás- dijo mientras curaba mis heridas.
– ¡Vaya, tanto trabajo y tanto esfuerzo en vano!- se lamentó Focalor.
-Bueno, es un tipo que sabe lo que quiere, comprende su alcance y sobre todo, entiende lo que quiere- le respondí casi sin darme cuenta, pues mi mente aún seguía perdida en el encuentro y pensando cómo había logrado esquivarme y herirme tan rápido.
-En fin, ya no podemos hacer nada con eso ¿qué les parece si vamos a Prontera, escuche que estan reclutando en Prontera para acabar con un problema que tienen en las alcantarillas de la ciudad, al parecer hay una plaga- empezó a decir Blanca -¡Ugh, que asco!- exclamó Focalor -espero que la paga sea buena-
-No lo sé, pero podríamos intentarlo, además, lo necesitamos, no es que tengamos mucho dinero tampoco- le contestó Blanca. Ambos voltearon a verme y yo simplemente asentí, los tres suspiramos resignados y empezamos a caminar con rumbo a Prontera.
Aún no entrábamos a la ciudad y se alcanzaba a escuchar el ruido del mercado y de lejos se veía el enorme castillo de la ciudad capital. Entramos y nos quedamos maravillados, era muy bonita. Nos acercamos a la Kafra y nos dió indicaciones generales sobre los sitios de interés más comunes, posadas, restaurantes, la iglesia. Pero Blanca, que ya había estado aquí para su cambio a acólita, nos hizo una seña para que la siguiéramos. Agradecimos a la Kafra y fuimos tras de ella.
Llegamos al gremio de caballeros que estaba repleto de personas intentando enlistarse para la misión de exterminio y mientras los chicos llenaban los documentos pertinentes, yo no podía dejar de recorrer con mis ojos el lugar por si nos topamos con Kazu o Jaffar, cualquier encuentro con esos dos podía acabar siendo muy desagradable. Afortunadamente no encontré a ninguno de los dos.
Después de completar la documentación necesaria, una Kafra nos transportó a la entrada del sistema de alcantarillado. Por increíble que pareciera, en ese lugar ya había mercaderes con sus puestos listos y repletos de pociones, objetos obtenidos de ese lugar y otras cosas que podían resultar útiles y necesarias en misiones como estas.
Blanca y Focalor pronto se pusieron a mirar los puestos mientras yo observaba a la gente que iba entrando, tenía un mal presentimiento -Chicos, será mejor que vayamos bien preparados, no sabemos lo que nos espera ahi adentro y ademas, hay demasiada gente entrando, ellos pueden ser más peligrosos que los monstruos- les dije en voz baja para que nadie más pudiera escucharnos.
Mostramos los permisos a los guardias que inmediatamente nos dejaron pasar. Al entrar, vimos un mundo de aventureros. Algunos descansando, otros caminando y algunos otros mataban unos insectos enormes.
Cuando Focalor entró, inmediatamente se puso pálido y dejó de caminar -¿qué pasa Focalor?¿Es que acaso te dan miedo las cucarachas?- dijo Blanca en tono burlón. Focalor y yo volteamos a vernos -¿cucaracha?- dijimos al unísono, confundidos. Blanca puso cara de desconcierto -No sé por qué dije eso, ni siquiera sé lo que significa-
-Si, me dan mucho asco los insectos, si es lo que intentabas decir- contestó Focalor para romper la tensión, Blanca y yo solo nos reímos.
Comenzamos a matar insectos rápidamente, avanzamos a buen ritmo pues teníamos buen nivel de experiencia, pero entre más nos adentramos en las inmensas tuberías, más resistentes se volvían.
De pronto, de entre la oscuridad que se desvanecía a medida que avanzabamos, apareció tirado un espadachín que se encontraba paralizado y justo como sospechaba, tenia 2 heridas frescas, con una coloración violeta -Esto es cosa de Jaffar chicos, hay que avanzar con cuidado, seguro viene a robarse alguna otra recompensa- les dije a los chicos. Ellos rápidamente se acercaron a ayudar, dandole antídoto y curandolo -Gracias, pense que no sobreviviría- dijo una vez que pudo moverse de nuevo -Fue un ladrón el que te hizo esto ¿cierto?- le pregunté inmediatamente -Si ¿cómo lo sabes? Está pidiendo objetos valiosos a todos los que encuentra se llevo mi damascus, me había costado mucho trabajo obtenerla-
-ya tuve mi encuentro con ese desagradable sujeto, será mejor que vuelvas para que puedas recuperarte y conseguir otra de esas dagas, mientras te obsequio esta para que te ayudes- el espadachín asintió muy contento, dio las gracias nuevamente y se dirigió a la salida.
-Es el, de nuevo, Jaffar- les dije a mis amigos. -Aaaa!!! Que sujeto tan despreciable – dijo Focalor furioso- ¡Vamos a por él!
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